antes que estar delante del dedo que acusa.
Prefiero el exilio antes que sentir la compasión ajena.
Prefiero ser culpable a ser víctima.
Yo y mis circunstancias sometidas al juicio de todos los falsos jueces.
Sólo le rendiré pleitesía al rostro apagado que devuelve el reflejo,
a la almohada empapada, a la misteriosa inercia rutinaria, ineludible, que me levanta cada mañana.
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