Levantarse todos los días auto-obligándose a dar el siguiente paso,
el que se supone el correcto,
el lógico,
el que conduce a la aceptación social y no propia.
Obligarse a andar por el mismo camino,
el único,
el fácil,
alisado por todos los que van por delante
y aún así, duele.
Pisar terreno firme queriendo volar.
No puedes.
Gritas basta, Basta, BASTA
y te vuelves el centro de atención,
no entienden porque no eliges (elijo) el camino fácil,
no entienden que a veces el paso más lógico no es el que conduce a la felicidad.
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